Eclipses en Astrología
- Admin
- 1 oct
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Desde tiempos antiguos, los eclipses han fascinado y atemorizado a la humanidad. Ver cómo el Sol o la Luna desaparecen en el cielo se interpretaba como un presagio, un anuncio de cambio o una señal divina. En la astrología, los eclipses conservan esa cualidad de interrupción y misterio: momentos donde lo habitual se detiene y se abre una puerta hacia lo inesperado.
El eclipse pone al descubierto lo que solemos esconder y tiene una cualidad de revelación. Actúa sobre todo a nivel colectivo, y si bien podemos analizar el impacto a nivel personal, su huella más relevante se va develando en los cambios que van sucediendo a nivel planetario.
Los eclipses tienen relación directa con fenómenos climáticos, electromagnéticos y atmosféricos. Indican un estado de tensión que tiene repercusión sobre la vida de todos los seres de la Tierra.
¿Qué es un eclipse?
Astronómicamente, hablamos de eclipse solar cuando la Luna se interpone entre la Tierra y el Sol, y de eclipse lunar cuando es la Tierra la que proyecta su sombra sobre la Luna. Lo interesante es que siempre ocurren en pareja y en torno a los nodos lunares, esos puntos matemáticos que marcan el cruce entre la órbita de la Luna y la eclíptica del Sol.
Generalmente hay entre cuatro y siete eclipses por año. Lo más común es que haya cuatro eclipses: dos solares y dos lunares. En algunos años ocurren cinco o seis, y muy excepcionalmente pueden darse siete eclipses en un mismo año (es raro, pero posible dentro del ciclo nodal, sucedió en 1982 y volverá a suceder en 2038).Esto sucede porque, aproximadamente cada seis meses, en la llamada temporada de eclipses, el Sol se alinea con los nodos de la Luna. Por eso aparecen en pares o tríos, separados por unas dos semanas entre sí.
La mirada astrológica
En astrología, los eclipses funcionan como aceleradores. Señalan tiempos de revelación, de finales y comienzos, de giros que pueden marcar un antes y un después. El eclipse solar se produce cuando las luminarias, Sol y Luna, están en conjunción. Desde nuestra perspectiva, la Luna oculta al Sol, es decir, que éste desaparece total o parcialmente de nuestra vista durante un rato. Pensemos en la antigüedad, cuando el astro rey desaparecía: quien nos daba luz, calor y vida. ¿Por cuánto tiempo? Imaginemos el temor de no saber si volvería a brillar.El eclipse de Sol toca directamente la identidad, la dirección vital, la conciencia. Es como un reset en la esfera del “sí mismo”, una oportunidad para revisar y, si es necesario, cambiar el rumbo.Según la astrología mundana, influye en los y las mandatarias de una nación (reyes, presidentes, jefes de Estado, etc.).
El eclipse lunar se produce cuando las luminarias están en oposición. La Tierra se interpone entre el Sol y la Luna, haciendo que, desde nuestra perspectiva, ésta desaparezca total o parcialmente. La Luna en astrología representa las aguas emocionales, el lugar donde buscamos refugio, la imagen arquetípica de la Gran Madre. Al quedar oculta, su influencia parece suspendida, y se abre la oportunidad de revisar nuestros mecanismos inconscientes de apego y seguridad.El eclipse lunar moviliza el mundo emocional, el inconsciente, la sombra. Allí donde se produce, puede traer a la luz información que estaba velada.Según la astrología mundana, influye sobre las masas, los fluidos y el pueblo.
En palabras de la astróloga Olga Weyne:
Los Eclipses Solares actúan como el “apagón” momentáneo de la conciencia para propiciar un nuevo “encendido”, una nueva reprogramación de los contenidos psíquicos y crean oportunidades para que reestructuremos y reprogramemos nuestra conciencia. Los Eclipses Lunares propician a nivel más subjetivo un trabajo con las emociones oscuras o negadas, por eso son lindas oportunidades para para descargar inercias psíquicas, en particular las de larga data que ya condicionaron nuestro comportamiento y nuestra percepción. Limpiando nuestro interior de esos residuos ya innecesarios, quedará espacio para que –meditando sobre todo durante el eclipse solar siguiente- aparezcan nuevas actualizaciones de conciencia, más libres y mutativas, que es lo que pide la etapa actual del planeta.
Los eclipses como ciclos
Los eclipses, como todos los tránsitos en astrología, no son eventos aislados ni azarosos. El encuentro de la Luna, el Sol y los nodos lunares se sucede siguiendo un orden determinado. Es decir que los eclipses, en realidad, son ciclos. En cada eclipse de Sol, las luminarias y los nodos lunares están en conjunción. Dependiendo de si el eclipse es total, parcial o penumbral, el nodo estará más o menos cerca de las luminarias, pero éstas siempre estarán en conjunción partil, es decir, en el mismo grado y minuto de un signo determinado. Esto es relevante, ya que en el estudio de la astrología los ciclos planetarios siempre comienzan en el momento de la conjunción partil.
La Luna nueva –la conjunción de las luminarias– se sucede rítmicamente una vez por mes. Es decir, que si nos disponemos a estudiar este ciclo, vamos a mirar cuándo se produce la Luna nueva, y allí estará comenzando el ciclo de lunación. Pero en el caso de los eclipses, el ciclo va de eclipse de Sol a eclipse de Sol: con cada eclipse de Sol inicia un nuevo ciclo.
La duración del efecto del eclipse es un tema de debate en la comunidad astrológica. Algunas corrientes sostienen que la influencia del eclipse dura hasta que comienza el siguiente eclipse: de solar a solar y de lunar a lunar. Resulta más sencillo reconocer el inicio de un ciclo en una conjunción que en una oposición, como es el caso del eclipse de Luna, lo cual abre distintas interpretaciones dentro del campo astrológico.
Total, parcial o penumbral
No todos los eclipses se sienten igual. Los totales suelen ser más potentes, porque la oscuridad es completa y la experiencia más intensa. Los parciales señalan procesos igualmente transformadores, pero con un matiz menos extremo. Los penumbrales, más sutiles, actúan como telón de fondo, removiendo suavemente lo inconsciente.
En la carta natal
Cuando un eclipse toca un planeta personal o la cúspide de una casa en nuestra carta, sentimos esa energía en carne propia. Algunos ejemplos:
Sobre el Sol natal: replanteos de identidad y propósito.
Sobre la Luna natal: transformaciones emocionales o familiares, que tocan nuestra sensación de seguridad y refugio.
Sobre Venus: redefinición de relaciones, valores y deseos.
Cada caso es único y se vive en resonancia con la casa astrológica donde ocurre.
Procesos colectivos
Los eclipses, sobre todo, marcan movimientos a nivel social. Al caer sobre puntos sensibles de la carta de un país o de una institución, pueden sincronizar con crisis, cambios de rumbo o momentos históricos. Son relojes cósmicos que laten en lo colectivo.
Al ser el Sol y la Luna los astros de mayor tamaño aparente, es lógico que sus cambios tengan una influencia especial sobre la humanidad y toda la vida en la Tierra.
Cuando buscamos su influencia en un determinado país, levantamos el eclipse para la capital del estado, que es donde se toman las decisiones. Pero si necesitamos mayor detalle, podemos ubicar la zona específica. Luego observamos los aspectos que recibe el eclipse, sobre todo si conforma una configuración. Ésta será la misma en todo el mundo, y lo que diferenciará la interpretación será la domificación para los distintos lugares que queramos analizar. El grado en que cae un eclipse se convierte en un punto sensible, que puede ser activado posteriormente por las lunaciones. Siempre será más fuerte la conjunción, pero también influirán las cuadraturas y oposiciones.
Cómo atravesarlos conscientemente
Al contrario de lo que muchas veces se cree, los eclipses no son “malos”, pero sí pueden ser intensos por la información y la energía que movilizan. Puede ser más amable, en la vida singular de cada persona, transitarlos con apertura y presencia, observando qué se revela. Algunas recomendaciones:
Darnos tiempo para descansar y registrar los sueños.
Escribir o meditar sobre lo que se ilumina o se cierra en este ciclo.
Ver en qué casa de la carta natal cae el eclipse, y si toca alguna cúspide o planeta, para poder interpretar qué movilizará particularmente.
La serie Saros
Cada eclipse pertenece a una serie Saros, un ciclo astronómico de aproximadamente 18 años y 11 días, tras el cual se repiten eclipses muy similares en cuanto a geometría, duración y localización relativa. Cada serie Saros tiene un inicio, un desarrollo y un final, abarcando muchos siglos. De esta manera, cada eclipse que vivimos no es un hecho aislado, sino parte de una historia mayor: se enlaza con eclipses anteriores de la misma serie y con los que vendrán, tejiendo un hilo evolutivo que conecta generaciones y épocas.
Una serie de ciclos Saros completa consiste en setenta o setenta y un eclipses solares y dura aproximadamente 1.260 años.
Este tema merece un posteo aparte, pero es importante mencionarlo para recordar que en astrología todo es cíclico, no hay nada “suelto”. Por lo tanto, un estudio más profundo de los eclipses debería considerar este punto.Lo dejamos nombrado para que lo investigue quien sienta la curiosidad, y probablemente más adelante lo retomemos en un posteo específico sobre la serie Saros.
Conclusión
Los eclipses son recordatorios de que no tenemos el control absoluto, y de que la vida misma se mueve con ritmos que van más allá de nuestro entendimiento. Lejos de temerles, podemos verlos como oportunidades de entrar en consonancia con algo más grande. Cada eclipse nos permite recordar que no estamos solos ni aislados, que pertenecemos a un orden cíclico y que, dentro de ese orden, tenemos un margen para tomar decisiones que pueden ser decisivas en nuestras vidas.
Lucía Ángeles Ferreccio Septiembre 2025 Bibliografía:
Blog de Olga Weyne https://oweyne.blogspot.com/search?q=eclipses
Interpretación de los Eclipses. Robert Carl Jansky, ed. Sirio.
Matriz de Lunaciones. María Victoria Zain, ed. Kier.
Eclipses, su interpretación actual. Adolfo Gerez. 3° Encuentro de Astrólogos organizado por la revista GeA. Buenos Aires, 1999.




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